miércoles, 3 de abril de 2013

Ensayo del libro "El laberinto de la soledad" de Octavio Paz

Ensayo del libro "El laberinto de la soledad" de Octavio Paz
 
“En un sentido doble las historias de los pueblos indios de México no son todavía historia. No lo son, en primer lugar, porque están por escribirse; lo hasta ahora se ha escrito sobre esas historias es ante todo un discurso del poder a partir de la visión del colonizador, para justificar su dominación y racionalizarla. No son todavía historias, en otro sentido, porque no son historias concluidas, ciclos terminados de pueblos que cumplieron su destino y “pasaron a la historia”, sino historias abiertas, en proceso, que reclaman un futuro propio.” Historia ¿Para qué? – Ensayo ‘Historias que no son historias’ por Guillermo Bonfil Batalla.
 
En su momento, Paz reflejó al mexicano en su texto “El laberinto de la soledad”, tal vez, sin pensar que medio siglo después, éste, seguiría siendo el mismo. ¿Qué pensaría Octavio Paz si viera a nuestra sociedad actual? En el libro se define al mexicano como una persona que niega su pasado, Paz lo plasma como una persona sin identidad, una persona que usa distintas máscaras para afrontar su realidad, así como su “doble moral” hacia la mujer.

El machismo sigue vigente. En muchas partes del país se ve a la mujer como un objeto, como un ser inferior al hombre, siendo este uno de los grandes problemas de la sociedad. La figura de la Madre, es muy “especial”para el mexicano, podrán maltratar, gritar e incluso golpear a una mujer, pero jamás meterse con las madres, pues es algo que “calienta” al mexicano. Por su madre son capaces de casi cualquier cosa, es por ello que al recibir una mentada cualquiera reacciona de manera agresiva.

Pese a todas las trabas que existen, la mujer ha ido ganando terreno en el campo laboral y ha conseguido que se le reconozcan sus derechos en la sociedad, pero no ha podido erradicar el machismo, puesto que si hablamos de él tendríamos que remontarnos a varios siglos atrás.

Hablamos de doble moral por el hecho de sobajar a la mujer pero a su vez tenerla como “símbolo nacional”, representada en la Virgen de Guadalupe. Hablamos de máscaras que usan los mexicanos para mantener cualquier tipo de relaciones, ya sean: laborales, en pareja, familiares, escolares, sociales, políticas, económicas, en fin, para todo existe una máscara que se debe presentar.

Y decimos “se debe” porque es, ya, una obligación hacerlo, de lo contrario los demás nos tacharían como “hipócritas”, “mal educados”, “convenencieros”, siendo que, al contrario, mostrando esas máscaras podemos ser 3 veces más “hipócritas” que si sólo nos comportáramos como lo hacemos normalmente.

Pero esto casi nunca es posible debido a que ni siquiera nosotros mismos sabemos quiénes somos, nos la pasamos negando nuestras raíces, si alguien nos dice que venimos de pueblo, inmediatamente lo tomamos como ofensa. Debemos recordar que nuestros antepasados vivían en pueblos e hicieron grandes cosas en distintas disciplinas, no siempre fuimos hijos de “Coca-cola”o “Apple”.

Retomo el texto que puse al inicio, cuando una persona niega su pasado, está negando su historia, por ello no reconoce el lugar del que viene y jamás sabrá a dónde va, esto mismo pasa con el mexicano, seguir negando su cultura, sus raíces, no lo llevará al lugar que busca, no podrá llegar a ser un “americano de primer mundo”; y no por que no quiera llegar a serlo sino porque las condiciones sociales no se lo permitirán.

Vivimos en la constante contradicción: “me representa la comida mexicana pero amo comer en McDonalds”, el típico “sí pero no”, tal vez sea por el hecho de que al mexicano no le gusta “rajarse”, no puede acobardarse pues se perdería su hombría. Esto nos lleva de nuevo al hecho de usar máscaras, nos quitamos una para ponernos otra, decimos una cosa y si no nos gusta decimos otra.

Así éramos hace 50 años, así somos y así, tal vez, seguiremos siendo si las cosas no cambian, necesitamos encontrar una identidad, algo que verdaderamente nos represente, necesitamos quitarnos las máscaras y reconocer ese rostro que se oculta tras ellas, ese que al parecer, muchos hemos olvidado.

Seguir el estereotipo extranjero nos irá llevando por terrenos que no hemos explorado, con el paso del tiempo, la cultura norteamericana ha ido metiéndose cada vez más en México, influenciando a distintas generaciones, de seguir así, negando ese pasado que tenemos, no sabremos cuál es el futuro que nos depara, seguiremos sin conocer nuestra historia.


 

5 comentarios:

  1. Hola... Karen, Tocaya, me encantó tu ensayo, me parece increíble la manera en que vinculas las palabras referidas en el libro con los acontecimientos que vivimos a diario, me gustaron muchos tus ideales y reflexiones, ¿que más puedo decir?, me gusto mucho...¡Felicidades!. #TodasLasKarenSomosListas

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